Cuando escribo lo que escribo,
sin escribir lo que debo,
mientras el sueño es de los otros.
Un laberinto de la noche,
un espejo de silencio a la madrugada,
un recondito espacio, sosegado, en la mente.
Cuantas lunas mas debo esperar,
si mis ganas no aguantan,
y solo añoro palpar su mirada.
Un manto de estrellas,
un valle luminoso y profundo,
atesoro en el recuerdo de mi cien.
Un cigarrillo y la lluvia,
y las terribles ansias de poder rozar su piel.
El cielo inesperado antes de mi vuelo.
Abro los ojos y pronto saldra el sol,
una caminata mas, un dia mas en la lejania,
sin el nectar de sus hermosos pechos.
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