viernes, 1 de julio de 2011

En el silencio de la noche

Presta la lluvia,
las sentidas tonadas
que cual noctambulas brisas,
resguardan esta premisa.
Las manos tendidas,
los corazones fulgurantes,
el amor sin fronteras
que derriba cualquier esquema.

Los juegos del hacer,
la cumbre santa del poder,
que sin ambivalencia,
ni entredichos,
sujeta constante
la tronada fuente 
del querer.

Senderos sin prisa,
seguidos de alguna prisa,
que destella amablemente
sobre el arte de envejecer.
Alguna perversion,
algun secreto que solo sabe dios.
Parodoja inmutable
de los ciervos sin devocion.

Canto alado de cierta vispera,
de un invierno lejano,
hermano cercano,
de los supiros que cautivan al sur.
Los hombres que no duermen,
los que maquinan su revolución,
dentro del impeturbable silencio de la noche,
contienen el alba y su eterno resplandor. 

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