domingo, 10 de abril de 2011

Un ángel del sol

Un angel dorado del sol
ha venido
a frotar mis ojos.
Me ha abierto el panel 
de las ocurrencias,
tan vividas
e inesperadas.
Siempre el canto
es el aliado amigo
que sepulta
y hace duelo
por las penas,
las anomalias
que posee
esta hermosa vida.
Deleite exisito de los dioses,
saben sus primicias,
secretos de un bajo vientre,
casi celestial.
Inundando de nectar
su mas avida flor,
su sonrisa turbia,
y sus ojos sin prision.
Malevaje de sensuales arritmias
y la ponzoña se hace agua
ante las mas timida confesion.
Un angel dorado del sol,
ha venido hoy,
a darme cuenta,
que el amor
no trata de riendas,
ni sueños
que un dios concilio.
Se trata de momentos,
de risas y misterios,
de sabanas sin remedios,
de algo que el corazon
nunca imagino.
Un angel dorado del sol,
hoy,
libro mi alma,
y me enseño,
que debo volar,
lejano,
y bien hermano,
en el alimento
de su luz.

Creo

Creo en la vida,
en los sonidos,
en una palabra,
en la mano amiga,
en otro corazón,
en la canciones
que Dios me dió,
en el amor
que llevo dentro
como templo
inmutable
que acaricia
al mundo
con valor,
porque
simplemente
lo doy.
Creo
en el deber,
en la verdad,
en la luz
de cada mañana,
en los abrazos,
en la mirada pulcra
de un niño.
En un atardecer,
en mojarse bajo la lluvia,
en el arco iris
que una vez ví.
En la sonrisa
de mi madre,
en los libros,
en la educación,
en que la revolución
es cambiar uno mismo
y no a las demás.
Creo y elijo creer,
porque mi amor,
es una daga
del sol
en el centro
de la noche.
es la memoria,
latente,
que me recuerda
quien soy.

Desde el día que te vi

Hoy solo sos un recuerdo,
un espasmo de tiempo,
un laberinto sin dueño, 
un espejísmo,
un desierto.
Un espejo ciego,
que mostro algo,
que aun no veo.
Hoy sos brisa,
inatrapable,
incontenible
del verano.
Espuma de sal,
que se muere en la mar.
Sos la mas terrible canción,
la que no imagina,
la que no quiero hacer.
Sos tambien,
la coordenada 
mas lejana,
la extraviada selva,
la penumbra errante
que acecha
antes del amanecer.
El punto mas certero
a donde no anhelo ir.
El fuego que
incendió mi alma,
las estrellas,
que no pudiste ver.
El azar
que golpease en el aire,
de aquella
primavera virgen.
La causa,  
inesperada
pura,
inmaculada,
nueva
y enamorada,
por la cual sonreí...
y fuí felíz.
La simbiosis, 
los amores,
la presencia,
los errores,
los rencores.
El precio,
lo pactado,
lo alterado,
lo olvidado,
lo perdido,
lo natural...

Y fui felíz.