Deja,
que te vea,
sola.
Deja,
que te note,
a contraluz.
Deja,
que te enseñe
mi desierto
de luz.
Deja,
que te nutra
el viento,
en la dulce
prosa
de ayer.
dejame
ser tu poema,
y tu,
mi canto,
sobre tu piel.
Deja,
que no exista
el tiempo,
que
se haga fuerte
tu voz.
Dejame,
ser tu animal,
tu salvaje,
tu mago,
tu trovador.
Dejame
ser
el prado,
donde
se poseen
tus pies.
Dejame
ser
la tormenta
y el cielo,
donde
se colmen
tus sueños.
que buen pedido de permiso, afortunada ella
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