miércoles, 3 de noviembre de 2010

Tarde de lluvia

Hoy
solo resta
besar
los pies
del alba.
Caminar
con pasos
silenciosos,
para
no perturbar
a la lluvia.
(Así la lluvia
no se habrá
de enterar)

Entre...
el cielo razzo
y la ventana,
el sonido
rompe
en las ganas
de decir.
En la necesidad,
en la noble urgencia,
el precio de vivir.

El deseo
de tu boca,
el brillo
de tus ojos
en un mediodía gris.
La tarde,
el aguacero,
la tormenta,
que se niega
a huir.
El barrio,
los vecinos,
las casas,
tiroteadas,
por decir.

La música,
una lámpara,
un escudo al vivir.
Tan veloz,
tan etérica,
tan leve
en su forma.

Hoy
solo resta
mojar el alma
en agua
sentir,
despertar.
Crear,
de un modo
sigiloso,
la canción
una
que tenga
derecho
para hablar.

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